Paso a Paso

Esta es la historia de como April paso de ser una simple viga a una escoba de exhibición y competición. Aquí narraré toda su construcción paso a paso, aunque para los más flojos, también pondré imágenes que complementen la lectura.

Este fue el comienzo de lo que algún día llegaría a ser April. Una simple viga de madera de pino sin cepillar de 240 cm. Tuve que dar una infinidad de vueltas hasta conseguir algo que se asemejase a mis necesidades. Por cierto, desde aquí le digo a Leroy Merlin que no se pueden vender como el establecimiento más completo para construcción a nivel usuario y no tener vigas de madera.

Viga a tamaño completo (240 cm)
La suerte me favoreció finalmente cuando encontré una viga de madera (y recalco lo de UNA, pues era la única y última que tenían) en la carpintería de Montequinto. Pero no estuvo de mi lado la rectitud del material. Para mi pesar, la viga estaba virada (doblada, retorcida...), a cambio conseguí un buen precio por ella. 
Viga cortada al tamaño de la escoba (140 cm)
Tras hacer los cortes necesarios para poder transportarla en la lata de atún (ojo, de aceite de oliva virgen extra) que tengo por coche, me dispuse a guardarla per secula seculorum en el rincón más escondido y menos visitado de mi casa: el hueco para la tabla de la plancha y la aspiradora. Allí podía asegurarme de que la destinataria del regalo no lo encontraría.
Era hora de diseñar la escoba sobre papel. 
En los ratos libres de clase o por las mañanas en la biblioteca de la universidad, armado con una libreta y un lápiz, y aconsejado por las escobas mas famosas de Harry Potter, me dispuse a imaginar como podría ser la escoba perfecta para la bruja de mi novia (con cariño ^^).
Lo más fácil fue la forma del palo, es obvio que cualquier escoba que se precie tiene tres detalles fundamentales en su mango: una "proa", donde lleva el nombre y algún detallito, una "popa", con espacio suficiente para poder colocar con posterioridad las ramas y las "posaderas", y una parte central en forma de Z, para diferenciar bien cual es el espacio correspondiente del asiento y de las manos.

Comenzando los cortes
Viendo modelos de escoba, quedó claro que la terminación de la parte delantera era sustancialmente más importante que la trasera. El principio de la escoba tenía que ser especialmente diseñado, ya que lleva el nombre del modelo y debe dar la sensación de que es capaz de cortar el viento como mantequilla sin llegar a resultar agresiva.
Finalmente traspasé mis bocetos a la viga y con un grandísimo esfuerzo, dos horas de corte con la sierra mecánica, una hoja de sierra menos y el odio de todos mis vecinos, conseguí separar el primer esbozo de lo que algún día llegaría a ser un verdadero palo de escoba.
Marcas de corte

Tocaba pensar en como hacer el palo más redondo, tanto para que sea más cómodo, como para que tenga un aspecto más realista. Un palo cuadrado se clava con facilidad al sentarse y al agarrarlo con la mano.
Biselado y Z cuadrada
Pensé en lijar sin más los cantos, pero suponía un esfuerzo demasiado inútil teniendo en cuenta que la lija llegaría a un tope en el que no puliría más. Por lo tanto la decisión final fue cortar todos los lados con un ángulo de 45º. Marq toda la madera (por arriba y por abajo) con una linea de separación del borde de dos centímetros y procedí al corte. Para ello cambié el patín de la sierra de calar a dicho ángulo y vuelta a cortar, lo que supone más polvo y más vecinos molestos. Aprovechaba para hacerlo por las mañanas (las que no tenía que ir a la universidad) y por las tardes a partir de las 20:00. Sin luz apenas. 
Biselado y punta cuadrada
Respeté dos partes, dejándolas cuadradas: la punta de la escoba y la Z de en medio. La "proa" fue porque no pensé que fuera a quedar bien si la cortaba, y la Z porque no sabía como meter la sierra y que respetase el ángulo de 45º.

Para redondear y dejar cilíndrico el palo usé una lijadora eléctrica con varias hojas de lija. Hojas más gordas para redondear los cantos resultantes de la angulación del corte (ahora mismo era un octógono) y otras más finas para dar un acabado más fino y suave a la madera, haciendo especial hincapié en dichos cantos.
Picos tras el biselado
La Z central y la punta de la escoba las lijé de igual manera, como si no hubiera mañana. Pero aún así, la lijadora no era capaz de degradar la transición entre cuadrado y cilindro, por lo que los pequeños picos que podéis ver en la fotografía, los corté con un cutter bien afilado. Tras cortarlos procedí nuevamente a lijar la superficie. 

Después de varias horas de duro lijado, conseguí el acabado que quería. Lo de duro no es por el esfuerzo físico de apretar sobre la madera, sino por las vibraciones constantes de la lijadora, que te machacan la mano y tienes que parar cada ciertos instantes. Lógicamente este trabajo fue distribuido entre varios días (2 para ser más exacto). 

Palo totalmente liso
Por fin tenía el palo de escoba listo para aplicarle barniz, ponerle las ramas traseras , el nombre y terminarlo. Pero ¿qué clase de escoba única y personalizada sería esa? Debía diseñar algo especial, que fuera acorde con el nombre de April, que simbolizara la naturaleza y la primavera. Qué mejor que flores y hojas para representar esa vida. 

Podía hacerlo a mano alzada, pero necesitaba algo que guardase proporciones perfectas (y sé que eso a mano no soy capaz de hacerlo) y una manera fácil para reproducirlo y calcarlo. Por lo tanto, valiéndome de los pocos conocimientos que he obtenido en la carrera, utilicé Illustrator para hacer el diseño tamaño folio. 
Inicio del diseño en Illustrator
 Con una regla, unas horas, un poco de habilidad con el ratón para hacer los trazos de las enredaderas y modificando un diseño de flores realizado para talla en madera, conseguí crear lo que posteriormente sería el dibujo principal. El diseño estaba construido para poderse doblar de forma cilíndrica y que ningún elemento topase con otro, además de hacer que todo el espacio quedase ocupado.

Papel de calco, diseños y palo liso
El mango ocupaba dos folios prácticamente, así que saqué por la impresora dos copias del mismo archivo y los puse contrapuestos para que no se note en la escoba a simple vista, pero el efecto visual sea armónico y perfecto. 


Distribución del diseño
Saqué algo de papel de calco que tenía por ahí guardado y me dispuse a grabarlo en el palo. Con mucho fiso, aseguré el papel de calco y el diseño al mango para evitar cualquier movimiento.


Tras pasar un lápiz por todas las lineas, retiré ambos papeles y repasé las zonas que peor se habían marcado. 

Diseño ya calcado
Dos fueron los inconvenientes que tuve. Por un lado, misteriosamente, uno de los diseño se había movido y no casaba bien medio diseño con otro medio, por lo que tuve que borrar como pude y volver a hacer a mano alzada. 
Marcas de la presión de las manos
Y por otro lado, al apoyar la mano sobre el papel de calco, este había teñido la escoba en algunas zonas, manchas que luego descubrí que eran imposibles de borrar con una simple goma. Había que lijarlas con una lija fina.


Pinté algunas hojas y borré otras, perfeccionando así el diseño original y tapando cierto huecos molestos o evitando repeticiones innecesarias.

Tras probar las diferentes puntas del pirógrafo y decidir cual era la mejor para cada momento, me dispuse a quemar el dibujo. 
El pirógrafo tarda poco en calentar (aproximadamente 5 min), el problema es el tiempo que tarda en enfriar ( mas o menos 20 min), con lo cual cada vez que tenía que cambiar de punta tenía que esperar ese tiempo. 

Sabía que no iba a quedar perfecto dado que tiene muchas curvas cerradas y el aparato no es capaz de quemar curvas tan pronunciadas, pero eso lo hace aún más artesanal y más especial a cada hoja y a cada flor (supongo).
Primera flor quemada sobre la escoba


Este es el resultado de quemar una hoja. Poco a poco fui adquiriendo práctica y sabiendo cuando había que apretar más y cuando menos, pues la madera tiene distintas resistencias en función de la veta que quemes.
Nombre y volutas

Pasados 3 o 4 días ya tenía todo el diseño terminado, salvo el nombre de la escoba y su decoración circundante. Le dí muchas vueltas, pues no me gustaba ninguna filigrana de las que le hacía, hasta que finalmente encontré la que actualmente muestra.
Barniz anaranjado

La tipografía había sido elegida desde hace mucho. Pensé que era elegante, natural, mágica y sencilla.

Una vez pirografiada la tipografía, solo quedaba darle un toque de color a toda la obra. Para ello utilicé un barniz que anda en casa desde hace mucho tiempo. El mismo barniz que tiempo atrás había provocado que mi estantería acabase marrón en lugar de lucir un bonito acabado madera.
Primera flor terminada
Dado que el barniz es al agua, no se me hizo difícil diluirlo para dar una primera capa a los pétalos de las flores. Una vez aplicado a todas las flores y seco, recalqué los nervios de los pétalos con otra mano de barniz menos diluido, dando esa sensación de sombra en en centro.
Flores pintadas


Al haber resaltado las flores, las hojas se perdían, por lo que fueron pintadas de verde. Para ello emplee pintura acrílica muy diluida en agua. 
Flores y hojas pintadas
Lamentablemente cuando la apliqué noté que ciertos nudos de la madera no conservaban el color verde y que había algunos huecos en la madera donde penetraba más cantidad de pintura.

Con este resultado tan bonito, ya estaba terminada la parte de decoración del palo de la escoba. Solo quedaba conservar el decorado.
Palo totalmente barnizado

Con una brocha gorda apliqué laca nitrocelulósica (Macy Fondo M712) a toda la madera. Tras dar una mano de laca, dejaba secar durante 1 hora y lijaba con una lija muy fina toda la superficie. Después, con un trapo y agua, retiraba todo el polvo resultante del lijado (un polvo blanco) y daba otra mano. Así hasta dar 3 o 4 manos. Tras el último lijado, el palo de la escoba ya estaba completamente terminado.
Hay que decir que, mientras los colores de la escoba están hechos con pintura/barniz al agua, esta laca esal disolvente, por lo que las brochas hay que lavarlas con disolvente universal. El motivo de esto es que, si el palo se manchase de cualquier producto (que no sea excesivamente fuerte como el disolvente), pueda ser limpiado con facilidad, ya que todos los poros quedan perfectamente sellados y la laca es difícilmente disoluble.

Una vez concluido el palo, solo queda el "acelerador de vuelo" o ramitas para los amigos. 

Con un buen fardo de hierbas que conseguí en el campo, construí esta parte tan fundamental de la escoba. 

Fardo arreglado
Los fardos llevaban varios días secando en la terraza y atados con unos cordones de zapatos. Los desaté y los abrí de tal forma que pudiera introducir el palo de la escoba en el interior y que quedara aproximadamente el mismo grosor de palitos por todos lados. Una vez introducido el palo,  apreté nuevamente las ramitas lo más fuerte que pude con un cordón.
 La pregunta que se planteaba en esta situación era: ¿acelerador abierto y clásico? o por el contrario ¿acelerador cerrado y aerodinámico?. Supuse que si quería pintar esta parte lo más cómodo sería hacerlo cerrado, pero no sabía muy bien como hacer para que quedara con dicha forma.
"Paja brava"
Até un  cordel a la punta de las ramitas para unirlas todas y darle esa forma puntiaguda. Con unas tijeras retiré el exceso de paja y dí forma a la base, para dejar todas las ramas a la misma altura.
Una vez tenía la forma deseada, quedaba pintarlo de un color apropiado y que combinase con los dibujos realizados. Pensé en usar el mismo barniz que con las flores y claramente acerté.
Volqué un poco de barniz en un recipiente añadí un poco de agua para que penetrase mejor en el fardo de hierba y que no quedasen las ramas de fuera muy oscuras y las de dentro sin pintar. Con una brocha gorda fui aplicando la mezcla cuidadosamente para no partir las ramas. Al secar la primera capa, me di cuenta de que había resuelto el problema de conservar la forma actual sin planificarlo. El barniz, a pesar de ser al agua, había hecho las veces de pegamento, fijando la forma y haciendo mucho más resistentes las ramas. 



Ramaje teñido con el barniz
Continué aplicando capas de barniz, algunas más diluidas que otras, y cortando ramitas hasta que quedé satisfecho con el resultado final.

Embellecedores antes de doblarlos
Para concluir el trabajo, le pedí a mi primo Carlos (¡Gracias!) que me trajera y me cortara 3 chapas de zinc que hicieran las veces de embellecedores para la sujeción de las ramas. A estas chapas le hice unos agujeros con el taladro para pasar un cordón de cuero, pudiendo así atar un extremo con otro y fijar las ramas a su sitio. 

Con un pincel fino y barniz retoqué aquellas zonas donde no había aplicado barniz a la espera de saber donde quedarían los embellecedores.

Pensé en ponerle los posa-pies, pero seguramente acabarían rotos o molestando para exhibir la escoba, así que prescindí de ellos. 

En vez de ello añadí unas mariposas hechas con plumas que tenía por casa y que pensé que podrían intensificar el toque femenino y mágico de la escoba.

Y por fin, trabajo concluido. Solo queda presentarla como es debido.

La calidad es tan mala porque he tenido que montar la panorámica a mano.


Para ver como fue preparada la presentación, accede a la pestaña Presentación